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Parque Nacional de Ordesa en primavera.
11 marzo 2014-
El Monte Perdido nevado, le cuesta llegar a la primavera.
Una de las mejores escapadas que se puede realizar durante esta época del año, ahora que parece que llega el buen tiempo, es a uno de los lugares con más encanto de toda la península. Se trata del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Con unos paisajes espectaculares, y repleto de vida por todas partes, su visita te marcará para siempre.
El clima es característicamente pirenáico, si bien la diferencia de altitud que va desde los 750 metros en la entrada del valle hasta los 3.355 metros del Monte Perdido y la orientación particular de cada valle, hacen que exista una enorme variedad climática. Cabe destacar que hay grandes variaciones de humedad y temperatura entre el día y la noche.
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Una de las primeras paradas, fútbol bajo las montañas.
En un día, madrugando eso sí, se pueden recorrer los 17 kmts de caminata que separan la pradera del Valle de Ordesa con la cascada de la cola de caballo y aquí es donde yace esplendorosa la hierática figura del Monte Perdido, el cual con sus 3.555 metros da nombre al parque.
La primera parte del recorrido transcurre entre un denso bosque de hayas y abetos creando una auténtica galería que hace sentir al viajero en un laberinto envuelto por la naturaleza.
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Vegetación dentro del parque.
A medida que íbamos ascendiendo, contemplamos unas estupendas panorámicas de la parte baja del valle, mientras asistimos cómo poco a poco la vegetación va cambiando, dando paso a masas de pino negro que se van intercalando con otro tipo de flora. En esta parte intermedia de la ruta, las cascadas que forma el río Arazas son realmente espectaculares y no tienen nada que envidiar a otras que he visto en Asia o Sudamérica.
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La nieve casi toca estas preciosas cascadas.
En la parte alta del valle, la masa arbórea va desapareciendo, dejando paso a praderas de alta montaña con algunas manchas de vegetación rasa. Aquí se puede apreciar en todo su esplendor la inmensidad de las paredes rocosas que flanquean el valle.
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El valle en todo su esplendor primaveral.
Y como colofón a la ruta, encontramos la recompensa: la famosa Cola de Caballo, cascada que con las abundantes lluvias de esta primavera, sumadas a las aguas del potente deshielo, dan lugar a un salto espectacular. Por encima, la majestuosa silueta del Monte Perdido, cubierto por unas tardías nieves primaverales que nos muestra su cara más amable en este azul y tranquilo día de primavera. Una estupenda estampa para finalizar esta entrada y dar la bienvenida al buen tiempo.
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