ARTÍCULOS
Singapur, República de la vida.
6 octubre 2014
- Vistas del Skyline de Singapur desde Clarke Quay.
Este cosmopolita epicentro asiático del ocio y el negocio auna como nadie lo mejor de Oriente y Occidente. Si su multiétnica población insiste en señalar a la cocina y a las compras como los grandes vicios nacionales, en los últimos tiempos, Singapur ha apostado fuerte por convertirse, también, en un foco de las artes y la cultura.
Singapur siempre me había llamado la atención. El exotismo que emanan los acordes de esa canción de Tom Waits me acompañaron en el vuelo de España a Singapur y su famoso estribillo -We sail tonight for Singapur- no me abandonaría durante mis paseos por esta curiosa ciudad, isla y estado a la misma vez.
Una vez dejé el aeropuerto, me dirigí a casa de mi amiga Christy, allí me esperaba con su prometido Christian (se casaron en septiembre del 2013) en un apartamento muy mono, no muy lejos de mi primer destino, Esplanade Drive.
- Mi alojamiento en casa de Christy y Christian.
Este es un hermoso paseo donde se tienen preciosas vistas del complejo financiero de Singapur, del espectacular y reciente Marina Bay Sands: un tremendo rascacielos en forma de barco sujetado por tres rascacielos en forma de pilares. Me quedé anonadado con las vistas. Es un hotel de 5 estrellas que ha marcado un antes y un después en la arquitectura mundial. En el interior cobija un enorme centro comercial con tiendas, restaurantes y un casino. Los turistas pueden entrar gratis al casino pero los locales deben pagar 100 dólares (hipocresías de la vida).
Para los que estéis alojados aquí, podéis disfrutar de la mejor piscina del mundo. Situada a 200 metros de altura y con 150 metros de longitud, la "Infinity pool" ofrece las mejores vistas de Singapur tanto de día como de noche, abierta de 6:00 a 23:00 horas.
El bar que hay en la planta 57 puede visitarse por 20 dólares. Por el lado sur se llega a ver hasta unas pequeñas islas de Indonesia. Nosotros esa misma noche tomamos una copa allí (seguramente la copa más cara que jamas me haya tomado...) ya que el Jet Lag me impedía echarme a dormir tan pronto, con lo que recuerdo que estuve casi 26 horas entre vuelo y llegada a Singapur despierto.
- Las mejores vistas de Singapur desde Marina Sands Bay, sin lugar a dudas.
Al siguiente día seguí por Merlion Park saludando a la estatua del León que da nombre a la ciudad y me interné por Boat Quay para visitar los edificios del Parlamento, the Art House, el teatro Victoria y otras edificicaciones de estilo colonial de la época inglesa.
A orillas del río Singapur, el cual serpentea por todo la ciudad y que lleva mucho tiempo siendo el corazón de su vida y comercio, se encuentran las zonas más vivas de Singapur y está repleto de decenas de exquisitos restaurantes, tiendas y locales de copas. Es curioso cómo la zona más céntrica, Clarke Quay, está recubierta por un enorme tejado semitransparente. Está claro que, en una ciudad donde la pluviosidad es parte de su día a día, quedarse sin salir no es la opción, y es una muestra más del orden y la organización de esta ciudad tan cosmopolita y original. Una vez más la mejor hora para visitarlo es a última hora de la tarde y por la noche, cuando las luces y el ambiente combinan a la perfección. Eso sí, posiblemente sea la zona donde más caro resulta tomar algo, aunque el entorno y el encanto merecen pagar ese plus.
- Clarke Quay, uno de los puntos de encuentro más relevantes de Singapur.
El barrio de Little India en Singapur es relativamente pequeño. Apenas una docena de bloques que concentran el legado indio de múltiples generaciones que emigraron a Singapur. Por las calles a uno le da la sensación de estar en la India, debido al olor a especias e incienso, a los miles de saris ambulantes por la calle, a la humedad y a esas calles atestadas de hombres vociferando entre ellos.
Little India es el centro neurálgico de la comunidad india en Singapur. La arquitectura, su gente y el olor a especias y a incienso recuerdan a las calles más características de Bombay. No dejeis de visitar el Templo de Sri Veeramakaliamman. Dicen que no es recomendable para los turistas ir después de que oscurezca, o al menos no salirse de la calle principal. Las tiendas son totalmente diferentes a cualquier otra zona de Singapur, más caóticas, con mucha diversidad, menos snob y donde más regateo puede hacerse.
- No se puede pasar por alto visitar Little India.
El barrio chino en Singapur es obstensiblemente más grande que el barrio indio. El color rojo abunda en cualquier rincón y los mercados y las tiendas dominan el espacio. A pesar del calor la gente disfrutaba de sus compras diarias aunque se echa de menos ver la mesas al exterior de Smith Street repletas de gente comiendo. En el mismo barrio chino existe un curioso templo hinduista bastante fotogénico gracias al contraste de los rascacielos del complejo financiero de Singapur al fondo. Pocos metros más al oeste nos encontramos con un templo budista que puede vistarse.
El barrio chino de Singapur surgió en 1821 cuando llegó a puerto el primer junco procedente de Xiamen. Los pasajeros, todos hombres, se establecieron en la parte sur del río Singapur, zona hoy conocida como Telok Ayer. Como el resto de Singapur, Chinatown también destaca por la mezcla cultural. En muy pocas ciudades es posible ver un templo hindú y dos mezquitas árabes en el centro del barrio chino.
Es más que destacable su templo propio, budista, un gran edificio de pagodas que es el centro neurálgico del barrio, presidido por un enorme buda de oro mazico y cientos de figuras representatitas de las distintas imágenes de Budas, con sus correspondientes atributos y características. Llama la atención la gran devoción con que los asiáticos vienen a este recinto a orar, la elegancia de sus reverencias y el fervor con que encienden barritas de incienso o miran a los ojos de sus deidades. Las calles, pocas pero ordenadas, están llenas de puestos y tiendas donde encontrar absolutamente de todo a precios más que interesantes. Y en las calles más adyacentes, donde hay muchos menos turistas y apenas comercios, es donde merece la pena perderse un poco, para disfrutar el auténtico toque étnico de la zona y dejarse llevar por el aroma de los pequeños y escondidos restaurantes locales, donde podremos degustar una gran variedad de platos a precios mucho más asequibles en en las zonas más comerciales.
- El Barrio chino, uno de los más populares en Singapur.
Kampong Glam es el corazón de la vida musulmana de Singapur. Su nombre deriva de los términos malayos Kampung (aldea) y gelam (árbol muy frecuente en esta zona). En 1819 la zona fue entregada al sultán Hussein Shah como parte de un tratado por el que Singapur era cedido a los británicos. Aquí se construyó la mezquita del Sultán y la zona pronto se llenó de musulmanes de diversas etnias. Estas influencias han quedado reflejadas en los nombres de sus calles, tiendas, edificos y restaurantes.
La mezquita del Sultán, diseñada por el irlandés Denis Santry domina el horizonte con sus cúpulas doradas y sus cuatro alminares. Puede albergar hasta 5.000 fieles.
- La mezquita del Sultán, una de las más bonitas de todo el Sudeste Asiático.
Toca el turno de la joya de Singapur, Marina Sands Bay, hay que tener en cuenta que, aunque el mirador está abierto para todo el mundo, para poder utilizar la piscina y los jacuzzis hay que estar alojado en el hotel. Este hotel cuenta con el primer casino que ha conseguido instalarse en la ciudad, antes el juego estaba prohibido haciendo de ésta una alternativa a Macao, hasta ahora principal destino de los jugadores asiáticos de los que vimos una importante clientela. En la parte delantera del hotel se encuentra uno de los centros comerciales de mayor tamaño y más nuevo del mundo que incluso tiene un lago interior por donde circulan barquitos. Como no podía ser de otro modo, los precios medios de las tiendas del Marina Bay son muy elevados.
- Singapur, uno de los países-estado más prosperos del mundo.
Orchard Road se extiende desde Tanglin Mall hasta Plaza Singapura y alberga tiendas variadas y de mucha calidad. Aparece salpicada de árboles que se intercalan con los centros comerciales y grandes almacenes. Singapur, por más que el turista se canse de ver tantas tiendas, es un paraíso de las compras y tiendas que ofrecen una selección ilimitada de productos para todos los gustos y bolsillos. Estos amplios y atractivos edificios de Orchard Road se combinan con pequeñas boutiques de diseño, tiendas antiguas y comercios de alimentación. También destaca por sus ofertas y rebajas, pero conviene invertir tiempo en encontrar las mejores opciones. La zona está muy abarrotada los fines de semana.
Un lugar no muy lejos de ahí que no conviene perderse es la zona de Peranakan Place y Emerald Hill. Hoy en día barrio residencial plagado de restaurantes caros. Esta zona fue entregada en 1845 al inglés William Cuppage, un funcionario de servicio de corros para reformarla. William se encargó de mantener la tradición Peranakan y hoy en día se puede observar las puertas dobles de madera decoradas con elaboradas tallas y vistosos azulejos.
En 1984 los edificios de Peranakan Place recuperaron su antiguo esplendor gracias a una completa restauración que convirtió la zona en el único tramo de Orchard Road con casas - tienda antiguas.
- Casitas pintorescas en Emmerald Hill.
La Catedral de San Andrés es un claro ejemplo de templo anglicano, recibió el nombre del patrón de Escocia en reconocimiento a los comerciantes escoceses que aportaron fondos para su construcción. Esta catedral es en realidad el segundo edificio eclesiástico que ocupa este lugar. La primera recibió el impacto de 2 rayos y fue declarada insegura y se cerro en 1852.
Posteriormente en 1862 se reemplazó por la actual, levantado por presos trasladados desde la India. Dentro de la iglesia hay placas dedicadas a soldados que perdieron la vida en las 2 guerras mundiales.
El Raffles Hotel, es el legendario hotel inaugurado en 1887, declarado monumento nacional que ofrece un tranquilo paraíso formado por edificios de estilo colonial con verandas blancas, tejas de terracota y tejados a dos aguas.
Acogió grandiosos bailes coloniales cuando era uno de los puntos de referencia del poderoso Imperio Británico. Entre sus huespedes: Rudyard Kipling, Somerset Maugham, Joseph Conrad, Charlie Chaplin y Michael Jackson, entre otros muchos.
No os olvidéis que un simple café cuesta alrededor de 6 €.
Singapur es otro mundo, se ven cosas que un occidental no está acostumbrado a ver como terrazas de bar al aire libre con aire acondicionado. Una ciudad limpia como pocas en el mundo, unos centros comerciales exagerados. A veces hemos pensado que Singapur nos estaba ofreciendo un agujerito donde poder observar cómo será el mundo del futuro. Y hemos de reconocer que nos hemos asustado. Hemos estado en el metro y durante un instante, en nuestro campo de visión había unas quince personas. Las quince estaban jugando con su iphone, su ipad, su móvil o lo que fuera.
Otra curiosidad que añadir es que Singapur es una república democrática inspirada en el sistema parlamentario británico, con un gobierno encabezado por un primer ministro. Son bastante estrictos y muy disciplinados, para que os hagáis una idea, te multan si tiras un chicle al suelo, si pasas el semaforo en rojo, si fumas y no usas los ceniceros en la calle, no puedes llamar a un taxi fuera de sus paradas oficiales, si… Pero todas esas prohibiciones hacen que sea la ciudad más limpia del mundo, sus aceras reluzcan y sea uno de los lugares más seguros del mundo. Si todo lo dicho anteriormente te puede animar a visitar Singapur, verás que lo mejor de la ciudad es su ambiente único. Singapur es una ciudad donde encontrarás gente cualquier día a cualquier hora: conciertos, eventos culturales o deportivos, ópera, exposiciones, tiendas… La vida en la calle con su tiempo inmejorable es algo común a todos los habitantes de la ciudad.
Es un lugar donde, debido a su variedad, se puede comer muy bien y a un precio muy razonable. Se invierte mucho en arte, en arquitectura novedosa, en cultura, etc. Pero lo que más me ha gustado especialmente, es esa mezcla humana, donde las personas de diferentes razas, costumbres y religiones, conviven en armonía.
- Siempre hay un rato de ocio jugando al deporte más popular, el criquet, debajo de una montaña de rascacielos.
Comentarios
Nuevo comentario