EL MUNDO DE AZCÁRATE

Llego un poco tarde al análisis de Deadwood, lo sé, al igual que sé que ya hace un tiempo que no escribo apenas nada sobre series, un poco de aquí para allá con el comienzo del curso escolar pero me estoy volviendo a "reenganchar" ya a algunas series que tenía pendiente y de otras que esperaba que sacasen nuevas temporadas para ya hacer una crítica más global.

Estamos en 1876, ya se ha acabado la Guerra Civil americana y Deadwood es un pueblo que ni siquiera tiene status de pueblo. Es un campamento de buscadores de oro que con el tiempo, se incorporará al estado de Dakota del Sur pero por ahora, cuando empezamos a ver la serie, sólo es eso, un asentamiento polvoriento sin ley en el que empiezan a abrirse negocios para cubrir las necesidades de los buscadores de oro. Y allí nos encontramos con una serie de personajes, muchos de ellos históricos, casi de leyenda, de esos años salvajes: Wild Bill Hickok, un pistolero que fue alguacil y que se convirtió en mito; la exploradora Calamity Jane, que en la serie se nos muestra como un personaje entrañable; o Seth Bullock, uno de los grandes protagonistas de la serie aunque algo flojo en su interpretación comparado con otros.

La historia también gira en torno a The Gem, el burdel, centro social y de poder del campamento. Al frente del local se encuentra Al Swearengen, interpretado por Ian McShane. el personaje más emblemático de la serie, que hace todo lo posible por mantener su negocio en todo lo alto y no perder el poder que tiene en Deadwood.

También encontramos a Alma Garret, una mujer poco acostumbrada al salvaje Oeste, que ha llegado a Deadwood con su marido, quien quiere probar suerte con el negocio del oro.  Uno de los principales valores de esta serie es su realismo. Todo es muy real, empezando por los escenarios, que son increíbles (y caros, motivo por el que después de 3 temporadas HBO decidiese suspender el rodaje). Los edificios de madera, las ropas y diálogos de los personajes, las calles de tierra, la suciedad que se cuela por todas partes, los inmigrantes chinos, la prostitución y avaricia, la impunidad judicial...

Una serie que será recordada durante mucho tiempo por su autenticidad y su recreación del oeste sin ser un Western que caiga en el error de mostrar a vaqueros matando a indios o ensañamiento público entre diferentes poblaciones. A cambio el único pero a mi parecer es que en ocasiones la trama no se desarrolla lo suficiente en cada capítulo, hay personajes, hablo de la 3ª temporada, que no se sabe dónde incluirlos porque realmente han perdido su lugar en la trama y tampoco se generan situaciones dignas (en algunos casos) como para seguir enganchados a la serie. El final es muy abrupto, pero todos sabemos lo que ocurrió. Aún así, Chapeau!