EL MUNDO DE AZCÁRATE

He acabado hace poco de ver los últimos capítulos de la temporada 5 de Breaking Bad, una serie que a este paso se va a convertir en culto para la mayoría de series de suspenso e intriga.

Un prestigioso profesor de física y química de un instituto sufre un cancer terminal y se dedica a crear metanfetamina (casualmente crea la mejor del mercado - blue meth -) y al tráfico de estupefacientes con el ánimo de ahorrar el mayor número posible de dinero para dejarselo a su familia cuando él muera.

A lo largo de todas estas temporadas se ha podido ver cómo este profesor, Walter White, ha pasado de empatizar con el público en las primeras temporadas en convertirse debido a la codicia y a su ego en un monstruo y no duda en matar a quien no esté de acuerdo con él. Jesse Pinkman, un chaval que consume crack y metanfetamina es socio de Walter y a diferencia de este, ha evolucionado desde un posición inmadura e infantil a ser relegado a un personaje casi secundario por volverse demasiado racional y querer salir del negocio por todos los problemas ocasionados.

Por el camino grandísimos capos y mafiosos como Tuco Salamanca, los hermanos gemelos mexicanos, Gustavo Fring o Mike extraordinariamente interpretados tuvieron que sucumbir ante la pericia de Walter.

David Gilligan, director de la serie, ha querido que los últimos 8 capítulos de la 5 temporada comiencen a emitirse a principios de julio con demasiados interrogantes abiertos. ¿Habrá finalmente descubierto Hank que su cuñado, Walter, es el famoso Heisenberg? ¿Terminará el cáncer con Walter? ¿Skyle, la mujer de Walter dejará el negocio del lavado de dinero? ¿Sabrá Jesse quién ha envenenado al hijo de su pareja? Lo bueno es que ya queda menos para que llegue julio...