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Shameless - Temporadas 1/8

10 junio 2019

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Tras la reciente conclusión de esta novena  temporada de ‘Shameless’, creo que va siendo hora de hablar de unas de las mejores comedias de la parrilla televisiva.

los americanos saben cómo adaptar fórmulas exitosas de otros países. Ya lo hicieron con ‘The Office’, con un genial Steve Carell que hacía olvidar a un gigante de la comedia como Ricky Gervais, y lo han vuelto a hacer con ‘Shameless’, esa odisea arrabalera protagonizada por los Gallagher, la familia más irreverente, gamberra y disfuncional que se pueda imaginar. La familia Gallagher casi al completo, con sus vecinos Kev y Verónica, Mandy y el intrigante Steve/Jimmy.

Soy un gran fan de esta serio, precisamente por Chicago, ya que he sido testigo de primera mano de los barrios tan deprimidos que se pueden encontrar en esta maravillosa ciudad. 

Familias tan grotescas y estrafalarias como los Gallagher hay a puñados en EE.UU. y os lo digo con conocimiento de causa, 6 años dan para mucho, por eso, si bien es cierto que por momentos la serie exagera, tampoco es tan inverosímil como a la audiencia no americana lo pueda percibir.

Aunque Frank Gallagher (William H. Macy), el patriarca de esta tribu desestructurada, pueda ser considerado el rey de la función, lo cierto es que todos los personajes tienen sus propias tramas, de modo que al final el protagonismo está muy repartido y la narración sigue a unos y otros en sus patéticas andanzas mediante un efectivo montaje alterno. Creo que ésa es una de las principales razones de que, después de nueve temporadas, ‘Shameless’ conserve la frescura del primer día, cuando otras series, y tanto más las comedias, empiezan a sufrir el desgaste de los tópicos o de sus personajes arquetípicos. ‘Shameless’ ha servido para que un eterno actor secundario como William H. Macy, tenga ahora el protagonismo que sin duda siempre mereció y que nunca le dieron. Su interpretación y su caracterización son encomiables, hasta el punto de que ‘Shameless’ no podría entenderse sin él. Frank Gallagher es el perfecto ejemplo de parásito social, capaz de autolesionarse con tal de no tener que trabajar y cobrar una pensión vitalicia por invalidez, además de vago, maleante, alcohólico, mal padre, homeless por vocación y filosofía vital, gorrón por naturaleza, alcohólico, drogadicto y orador de taberna en sus ratos libres, que son todos, siempre encuentra una víctima o huésped a quien pegarse y chuparle la sangre.

Cuesta creer que, dadas sus apariencias desastradas, zarrapastrosas, mugrientas, de mendigo, alguien pueda fiarse de él, pero gracias a su labia, y a sus dosis de fortuna, siempre tiene a mano a un pobre diablo en una situación desesperada de quien aprovecharse y sacar tajada. Frank no tiene ningún escrúpulo o reserva moral. Sería capaz de vender a su abuela por un plato de lentejas, o, mejor dicho, por una birra, y  literalmente. No ya es que no cuide de su prole; es que se aprovecha todo lo que puede de ellos, hasta que al final le mandan a freír espárragos. No ha habido antihéroe como Frank Gallagher, nadie que represente unos valores tan ruines y mezquinos, y sin embargo nos encanta.

La alocada Fiona (Emmy Rossum), otra gran personuna chica alegre y risueña, de mirada cándida y sonrisa ufana, desenfadada que es un desastre para las relaciones sentimentales, y que, por más que lo intenta, tampoco puede cuidar ella sola de su numerosa y problemática familia. Aunque luche contra su naturaleza y contra sus instintos,

Lo que me llama la atención es que en "Shameless" no hay ningún pudor o recato a la hora de mostrar desnudos y escenas de sexo más o menos explícito. 

El personaje de Lip me resulta curioso aunque finalmente desgaste esa imagen de niño "voy de maduro y hago-lo-que-salga-del-forro" sobre todo a partir de la cuarta temporada, cuando por fin se decide a encauzar su portentosa inteligencia y acepta entrar en la Universidad aunque después Lo eche todo a perder.
El personaje revelación de estas últimas temporadas se llama Mickey (Noel Fisher). Cuando lo conocimos, era el novio gay reprimido de Ian, un matón andrajoso y soez con muy poco carisma; un tipo realmente repugnante, unas temporadas después, aquel individuo tan mostrenco, con una suciedad tanto moral como física que rivalizaría con la del mismísimo Frank, se nos muestra como un ser tierno y sentimental, enamorado y preocupado por la frágil salud mental de Ian, y ello a pesar de ejercer de proxeneta con su propia mujer y de desatender a su bebé.

También se puede hablar de los más pequeños, Debbie (Emma Kenney) y Carl (Ethan Cutkosky), a quienes hemos visto crecer a marchas forzadas en estas oocho temporadas. Mientras que Debbie está en plena edad del pavo, con la consiguiente búsqueda de su sexualidad, Carl, instigado por el desaprensivo Frank, está descubriendo su vocación para el hurto, el trapicheo y el menudeo de droga. Luego están los omnipresentes vecinos, Kev (Steve Howey) y Verónica (Shanola Hampton), tan procaces y descocados como Fiona, y con historias disparatadas como esas sesiones porno webcam o el embarazo múltiple. Puede que hayan perdido fuelle en esta última temporada, pero no sobran, y se complementan bien con los Gallagher.

Queda claro que "Shameless" es una comedia, pero si es tan buena es porque, además de divertida, también contiene no pocos elementos dramáticos. Y es que si algo hace de esta serie excepcional, es que sabe combinar lo cómico y lo trágico, lo hilarante y lo dramático de sus siempre alocados y en ocasiones también enternecedores personajes.

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