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The OZ - Temporadas 1-6
3 febrero 2020'The Oz' es el apodo que tiene la prisión en la que están recluidos los protagonistas de esta serie. Gente que vive, en concreto, en el pabellón llamado sarcásticamente Ciudad Esmeralda, una prisión de máxima seguridad que lleva a cabo técnicas experimentales de reinserción social.
Una de las mejores cosas que ofrece esta serie y que más quiero resaltar es la calidad de algunos de los actores de The Oz, incluso, se ha convertido en figuras populares de la publicidad en los Estados Unidos. Como podemos ver, fue una de las grandes canteras de actores de las últimas décadas sin discusión alguna.
Fue la primera producción dramática de larga duración de esa cadena y se empezó a emitir dos años antes que The Sopranos. Gracias a ella HBO empezó a cimentar su ahora enorme reputación como meca de la ficción televisiva.
Sucediendo tantas cosas como suceden durante seis años resulta inevitable que se tenga la sensación final de que algunas tramas han sido poco consistentes o incluso contradictorias, pero eso no es un defecto grave sino más bien una consecuencia lógica del alto ritmo de sucesos por episodio, que como consecuencia positiva provoca que el espectador jamás, nunca, puede aburrirse viendo The Oz. Siempre sucede algo y siempre hay algo a lo que atender. Es una serie dura, pero también con un valor de entretenimiento altísimo. Además, pese a tener tantas tramas y subtramas a lo largo del tiempo, cabe recalcar que la evolución de los personajes resulta casi siempre bastante natural.
La serie tiene un sesgo ideológico claro, que podríamos denominar progresista. Por ejemplo, es claramente contraria a la pena de muerte. Pero, por seguir con el ejemplo, muestra su postura haciéndonos partícipes de los horrores de la pena capital, aunque de manera honesta, sin olvidar necesariamente los horrores que los propios criminales condenados hayan podido cometer. Y también sin olvidar cómo el sistema recurre a mecanismos injustos simplemente porque a quienes gobiernan les interesa, no porque sean los mecanismos más correctos. Esta visión cínica sobre la sociedad y particularmente sobre la política la hemos visto después en otras series de HBO, sobre todo en The Wire. Sin embargo el juicio moral o político no es lo que impera aquí, como sí sucede en The Wire. En The Oz predomina el entretenimiento y una detallada atención a lo que les sucede a las personas que están ligadas a la prisión, bien porque están allí encerradas, bien porque trabajan allí. El drama y la acción son los resortes principales.
En ese sentido es una serie «atea», donde los guionistas no ejercen de Dios para arreglar las cosas. En The Oz no existen la justicia ni la compensación. Sus personajes sobreviven como pueden en mitad de unas circunstancias adversas, y el espectador no puede esperar recompensas gratuitas para los buenos ni castigos fáciles para los malos. Esto, dicho así, puede parecer una reflexión abstracta… pero quien haya visto la serie sabrá que puede llegar a producir momentos de verdadera inquietud cuando el espectador se ve privado de los habituales mecanismos de compensación de la ficción televisiva.
Una cosa es ver un largometraje en el que no haya justicia, y otra muy distinta ver toda una serie de seis temporadas en la que, capítulo tras capítulo, a la gente le suceden cosas sin mediación alguna de la noción que podamos tener de justicia. La sensación final siempre es que esta serie es como la vida misma: Hay cosas buenas y cosas malas, y rara vez se puede elegir cuándo han de suceder unas u otras. Esto, en 1997, era revolucionario en el formato serie. Es más, sigue siéndolo hoy y más en una serie coral con tantos personajes, donde resulta fácil equilibrar la balanza con unos para compensar que se desequilibre con otros.
Es por todo esto, que me arrepiento no haber comenzado a ver esta grandísima serie antes, pero más vale tarde que nunca.
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